miércoles, agosto 29, 2007

El día que tembló la tierra

-¿Desearía donar 5 centavos a la Fundación de lucha contra el cáncer?- preguntó Lily.
-Está bien- repondío fríamente el cliente del supermercado. Eran las 6:30 en Lima y Lily contabas las horas para que acabe su turno, el día había sido como siempre. A través de las ventanas le había parecido ver hacía pocos minutos, como se ocultaba el sol.

-Es ella- dijo Eric dirigiéndose a su compañero, mientras se alejaban del patio principal de su instituto, en Surco. La chica que le gustaba estaba detenida en la entrada de un aula y conversaba con otra chica.
-mmm... está bonita- dijo su compañero. Por el pasadizo que desembocaba al patio, otros estudiantes entraban y salían con despreocupación. Eric se alejó caminando hacia la escalera al final del pasillo.

-Acompáñame al Señor de Luren, no seas malita- dijo Josefina
-Ay mamá. Hace frío allá afuera- dijo Betty, oyendo que el viento golpeaba las ventanas de su casa, en Ica.
-Vamos a pedir por tu hermana. Para que le vaya bien en Lima- le dijo.
-Está bien- respondió Betty, al mismo tiempo que el recuerdo de su hermana mayor la absorbía. Las dos habían sido muy unidas de pequeñas, pero ahora se veían poco, desde que Magda cumplió 18 años y se fue a trabajar a la capital.

-Rocky!- dijo Telmo, con un pedazo de hueso en la mano, mientras un perro delgado salía de un rincón de la sala y lo seguía moviendo la cola.
-Eres un sabido! espérate que me ensucias todo! - El perro lo siguió con saltos y movimientos circulares hasta la cocina. La tetera anunció que el agua hervía. Telmo apagó la cocina y llenó su taza con humeante café. La casa se veía últimamente más grande. La misma casa que había visto crecer y casarse a sus hijos. La misma casa que él había construido con sus propias manos hacía mas de cincuenta años.

-Soy asmático porque el Señor quiere poner a prueba mi fortaleza- se dijo para sí mismo Carlos, al mismo tiempo que sacaba de su pantalón escolar un cilindro y lo aspiraba. Lentamente sintió que su cuerpo respiraba normalmente. A su corta edad la biblia lo emocionaba, y repetía pasajes que leía junto a los chicos del templo evangélico, en Pisco. -Dios me ha dado una misión- se repetía mentalmente.

-Quiero un duchazo- dijo Marcelo abrazando por detrás a Daniela. Ella se sonrió mientras recibía las llaves y se giró empujándolo a la escalera. Marcelo y Daniela, con ropa deportiva y de porte atlético se adentraron al hotel. Estaban exhaustos, durante todo el día habían caminado por el mirador de lobos marinos, el museo del lugar y visitado una curiosa formación en la playa que la gente de Paracas había bautizado como 'la catedral' .

En Lima dieron las 6:40, fuera del supermercado las bocinas de los autos no dejaron que Lily oyera el rugir en las entrañas de la tierra. Sorprendida vio como las botellas de gaseosa empezaban a temblar. Volteó a hacia su compañera que la miraba con las manos en el estante y se percató que las bebidas se iban sacudíendo con más fuerza.

Eric, se detuvo en la escalera del instituto y dijo: "Ya va a pasar..". Las palabras salieron de su boca sin pensarlas, la mayoría de temblores no duran más de unos segundos, recordó. Y éste, que parecía haberse calmado después de varios segundos, se sentía aún a la distancia como un estremecimiento que se alejaba y regresaba con más fuerza -mierda!...- exclamó en voz baja.

En Ica, la iglesia estaba llena, la gente se había levantado de sus asientos y algunas mujeres empezaron a orar cuando el segundo sismo golpeó fuertemente. Las velas del altar cayeron y algunas mujeres lloraron. Betty creyó oír agua derramándose sobre al piso, volteó y vio que delgadas cascadas de tierra caían desde el techo de la antigua iglesia. Vio a su madre arrodillada al tiempo que oía gritos acompañados un fuerte ruido en aumento. De pronto sintió sintió que un gran peso caía en su espalda y todo quedó en penumbras.

Telmo, en su casa, avanzó hasta el salón mientras el perro ladraba con fuerza. Sintió que los retratos familiares caían al piso. El movimiento le hacía difícil avanzar. Escucho un ruido que lo dejó sordo y una nube de polvo lo cegó. La pared lateral se había caído y Rocky había dejado de ladrar. La puerta que daba a la calle estaba a pocos metros. Telmo intentó llegar, pero en ese momento el techo cedió encima de él, aplastándolo junto a los recuerdos de su vieja casa.

Carlos, estaba a cinco cuadras de la casa de sus padres. El sonido de las casas colapsando lo asustaron tanto como el movimiento de la tierra. Su corazón empezó a acelerar mientras un sudor frío recorría su frente. Recordó un pasaje del evangelio de San Mateo: "pecadores irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna." Miró al cielo y vio unos destellos azulados -es el juicio final- pensó. Corrió sin saber a dónde iba. El aparato medicinal había caído de sus manos y él intentaba respirar con grandes bocanadas de aire. Comenzó a sentir un ahogo, sus piernas temblaron y Carlos cayó al piso, no tuvo tiempo a ver que la fachada de una casa se desplomaba sobre su cuerpo.

Marcelo y Daniela estaban abrazados. El devastador terremoto estaba llegando a su fin. Se habían reunido fuera del hotel, junto a otros turistas. Las alarmas de los autos sonaban desesperadamente. El miedo estaba en sus rostros y en los de algunos lugareños que corrían llorando y pidiendo ayuda. -Hay gente sepultada- gritaban.

En Lima, el supermercado mostraba estantes caídos y botellas rotas en el piso. Lily ayudó a calmar a otras compañeras y a los clientes que habían tropezado al correr. Los guardias de seguridad iniciaron la evacuación general del local por temor a las réplicas. En las afueras, la gente se agolpaba en las veredas y algunos intentaban usar sus teléfonos móviles sin éxito. En el instituto, Eric tranquilizó a una compañera que lloraban en el pasillo y utilizó la luz de su móvil para guiar a los demás hacia el patio que ahora estaba a oscuras. Afuera ya estaban reunidos más estudiantes que habían salido de sus aulas. Mas allá, el teléfono público se rodeaba de chicos queriendo llamar a sus casas.

En Ica, al día siguiente, Betty despertó en un hospital lleno de heridos, su madre no estaba, no había sobrevivido al derrumbe de la iglesia. Esa mañana, los bomberos hallaron el cuerpo de Telmo dentro de lo que había sido su casa. Por la tarde y durante la noche un hombre buscaba desesperadamente, con una fotografía en la mano, a su hijo de nombre Carlos. Horas más tarde , unos vecinos ayudados con palas encontraron a su hijo debajo de los escombros.

Dedicado al 'tío' Telmo y a las más de 500 víctimas del fatídico terremoto 15A en Perú